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El reino del planeta de los simios’ es la resurrección de una saga y una experiencia para ver en el cine: «La tecnología ha tenido años para mejorar exponencialmente»

Hay historias que parecen destinadas a continuar sin importar el tiempo que pase y, con el estreno de El reino del planeta de los simios, tenemos una prueba más de que la franquicia cinematográfica que Franklin J. Schaffner comenzó en 1968 a partir de la novela francesa de Pierre Boulle es una de esas historias. Apenas han pasado siete años del final de la trilogía reboot que dirigieron Rupert Wyatt y Matt Reeves entre 2011 y 2017, pero la franquicia sigue teniendo un interesante camino por delante. Tras la adquisición de 20th Century Studios por parte de Disney, la compañía anunció nuevos planes para el regreso de la longeva saga de ciencia ficción que se han materializado con una nueva película, la décima, que ahora llega a las salas de cine.

Bajo la batuta de Wes Ball, El reino del planeta de los simios recoge el testigo de sus predecesoras para trasladarnos 300 años en el tiempo y presentarnos a una nueva era del reinado de los simios ya sin César (Andy Serkis). Con los simios siendo aún la especie dominante, pero divididos en clanes varias generaciones después de su muerte y con el legado del que fuera su líder aún presente, pero siendo modificado a su antojo por algunos.

En su lugar, conocemos a Noa, interpretado por el actor Owen Teague, un simio perteneciente a un clan de simios que se dedica a adiestrar águilas y que está a punto de alcanzar la mayoría de edad cuando otro clan rebelde, liderados por un simio tiránico que se hace llamar Proximus César (Kevin Durand) causa estragos en su comunidad. A partir de ese momento, Noa deberá emprender un viaje para ayudar a los suyos con una compañía inesperada, la de una humana atemorizada a la que encarna Freya Allan, al tiempo que descubre y se plantea cosas sobre la historia de su especie y sobre la convivencia que en su día existió con los humanos.